TOKYO 2020. Los Juegos de la pandemia

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AVILA TAPIES, Rosalia. TOKYO 2020. Los Juegos de la pandemia. Revista Latin-a, n. 145, p.15.

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 pasarán a los anales de la historia como unos Juegos atípicos (¿extraños?), que fueron postergados un año y celebrados finalmente en unas circunstancias únicas provocadas por la pandemia del nuevo coronavirus, que condicionó el evento deportivo en su totalidad.

Así pues, la 32.a edición de los Juegos se ha desarrollado entre estrictos controles preventivos y fuertes restricciones a la participación, a la movilidad y al contacto social, como medidas para prevenir contagios. Igualmente, y por la misma razón, se han celebrado al margen de la ciudad anfitriona, la cual, por su parte, vivía bajo la declaración de estado de emergencia por culpa del avance de las infecciones por el nuevo virus y sus más peligrosas variantes.

Restricciones, aislamiento e impopularidad

Concretamente, estos Juegos se han visto condicionados por la pandemia en aspectos fundamentales, debido a la necesidad de tomar importantes medidas preventivas, entre las que se encontraban la reducción del número de participantes provenientes del extranjero, la segregación y el aislamiento de los atletas en una “burbuja olímpica”, o la ausencia de espectadores en casi todas las competiciones deportivas, entre otras precauciones.

No obstante, y a pesar de estas medidas, los Juegos han sido objeto de un frío recibimiento por parte de los anfitriones, quienes se oponían a su celebración por el riesgo que suponían para una sociedad todavía sin vacunar, tal y como quedaba reflejado en las encuestas de opinión sobre las que ya habíamos escrito anteriormente.

Bajo el lema “diversidad y armonía”

Dentro de este marco —¡y de un tórrido verano!—  los Juegos se han celebrado  finalmente, guiados por un comité organizador rebosante de confianza y optimismo, que apelaba al principio olímpico de pluralidad e inclusividad en el desarrollo del máximo evento deportivo internacional.

Por su parte, los medios de comunicación nos han permitido ver desde casa cientos de competiciones extraordinarias en deportes técnicos y artísticos que, en esta edición, incluían seis nuevas disciplinas competitivas (béisbol, softbol, surf, escalada deportiva, monopatinaje, y kárate). A través de los medios hemos podido observar también la actuación de los 11 mil atletas participantes, entre los que se encontraban integrantes de colectivos minoritarios discriminados históricamente —algunos de los cuales han generado controversia por su identidad sexual— en un ejemplo de superación de prejuicios y de reivindicación de derechos.

Récord de medallas e infecciones para Japón

Una mirada al medallero olímpico deja claro que los Juegos de Tokio de este verano han supuesto un éxito histórico para Japón. Su selección ha obtenido 58 medallas (casi la mitad de ellas de oro), sin duda fruto del esfuerzo y de la preparación deportiva de los atletas nipones, que son motivo de orgullo.

Sin embargo, parece que el legado de los Juegos de Tokio no ha sido solamente un récord de metales olímpicos, sino también de infecciones. Ya que pronto se hizo evidente que, paralelamente a la subida en el medallero y a la euforia patriótica, iba aumentando también el número de infectados por el coronavirus.

Aun existiendo este paralelismo, no se ha podido confirmar ninguna transmisión del virus de participantes extranjeros a la población local y, por lo tanto, ninguna relación causa-efecto entre la celebración de los Juegos y el rápido aumento de casos del  COVID-19 en Tokio. Si bien algunos expertos opinan que sí podría haber existido una causalidad indirecta en la evolución de la curva de infectados diarios, debido al ambiente festivo y positivo que rodeó a los Juegos y que podría haber hecho bajar la guardia a los jóvenes tokiotas, en su mayoría todavía por vacunar (o a medio vacunar).

En plena crisis sanitaría cuestionamos, pues, la idea del éxito medallístico como una evidencia del renacer del país y animamos a seguir tomando precauciones.